Un giro sabroso a la pizza blanca con una base cremosa de queso ricotta y mozzarella.
Cubierto con tiernas rodajas de calabacín asado, este pan plano aporta un tono dorado y cálido a tu plato, evocando la acogedora esencia del otoño.
La dulzura suave del calabacín complementa la riqueza aterciopelada de los quesos, mientras que la albahaca y el limón aportan un sutil toque de profundidad en el sabor.
Crujiente pero suave, esta pizza es la fusión perfecta de comodidad estacional y sencillez.
2 masas de pizza (o 1 grande)
4 cucharadas de aceite de oliva
1 taza de ricotta
2 cucharadas de jugo de limón (recién exprimido) y un poco de ralladura
Sal y pimienta negra al gusto
1 taza de mozzarella rallada
1/2 taza de perlas de mozzarella fresca
4 cucharadas de albahaca fresca picada
1/2 calabacín pequeño en rodajas finas
1/2 calabacín amarillo pequeño en rodajas finas
2 cucharaditas de hojuelas de pimiento rojo triturado
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